sábado, 9 de octubre de 2010

II Titán de La Mancha




18-09-2010. Este era mi reto deportivo del presente año. Se trataba de una Marcha de mountain bike por tierras manchegas, en la que había que cubrir la distancia de 222 Km. en una sola jornada. A priori, tenía muchas dudas en cuanto a poder superar dicha prueba, ya que mi récord, hasta la fecha, estaba en algo más de 100 Km. El recorrido, con salida y llegada en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), discurriría también por los términos de Quero, Madridejos, Consuegra, Fuente El Fresno, Malagón, Castillo Calatrava La Vieja, Ermita Virgen de la Sierra, Villarrubia de los Ojos, Camuñas y Villafranca de los Caballeros.
Poco después de las cuatro de la madrugada, cuarenta animosos bikers salíamos desde la plaza del ayuntamiento de Alcázar de San Juan en pos del objetivo. Todo iba muy bien hasta que, a las 05:00, en los humedales que hay entre Quero y Madridejos, debido a las abundantes lluvias caídas durante la noche anterior, nos encontramos con los caminos absolutamente encharcados y con mucho barro. En tales circunstancias, era imposible circular con nuestras monturas y tuvimos que emplearnos a fondo para quitar el barro de las ruedas. La Titán de La Mancha hacía honor a su nombre desde el principio. Como consecuencia, el itinerario previsto se modificó ligeramente para evitar más inconvenientes acuáticos. Poco después me doy cuenta de que el cambio delantero no funciona, así que, aprovechando la parada que hacemos en una gasolinera de Villafranca de los Caballeros para lavar las bicis, le comento mi problema al jefe de ruta y, como si estuviera programado, un compañero me da un cable del cambio que llevaba de repuesto para sustituir el mío, que se había partido. Otro titán –nunca mejor dicho- se encarga de montarlo y, en menos de diez minutos, asunto resuelto.
Unos kilómetros más adelante, ya amanecido, nos detenemos en Consuegra (Toledo) donde, previamente, se había concertado el desayuno en un bar de la localidad. A continuación, nos esperaba la subida a los Molinos de Consuegra, primera dificultad montañosa de la jornada, seguida de un descenso muy técnico por trialeras con bastante pendiente. A partir de aquí, nos adentramos en una zona muy bonita de los Montes de Toledo y sufro mi “momento pájara” del día. Tengo las piernas agarrotadas y no consigo seguir el ritmo del grupo. Fue providencial la ayuda de David (un biker de Villacañas) que me obligó a quitarme el chubasquero y me indicó que siguiera su rueda. Esto, unido a sus constantes ánimos, surtió efecto y, poco a poco, empecé a recuperarme. Con compañeros de esta categoría, que te asisten al menor síntoma desfallecimiento, el éxito estaba asegurado.
Especialmente agradable resultó el rato que dedicamos a la comida-picnic, junto al chiringuito situado en las proximidades del Castillo Calatrava La Vieja. Almuerzo tranquilo, que aprovechamos para intercambiar impresiones acerca de la jornada que estamos viviendo. Ya habíamos despachado algo más de la mitad de la ruta y nos disponíamos a afrontar, esperanzados, lo que nos quedaba.
El siguiente hito era la Ermita Virgen de la Sierra (Km. 150) y, desde aquí, nuevamente nos tocaba atacar dos importantes subidas antes de llegar a Villarrubia de los Ojos. Seguidamente, nos encontraríamos con varios kilómetros de pista muy rodadora que nos conduciría hasta Camuñas. Fue en este tramo donde tuvimos que lamentar el percance más serio, pues un compañero enganchó el manillar de su bici con el de otro biker y se fue al suelo, viéndose obligado a abandonar la prueba. Le trasladaron a un centro asistencial y, por suerte, aunque tenía bastantes dolores, las heridas resultaron superficiales.
A los demás, sólo nos quedaban 30 Km. de carretera (preferimos el asfalto para no volver a tener problemas con el barro). Los últimos 15 Km. los hicimos guiados por un vehículo de Protección Civil y escoltados por dos motocicletas de la Policía Local. La entrada en Alcázar de San Juan, a las 21:45, entre aplausos y vítores de la gente, fue muy emocionante. Al final, casi dieciocho horas después de haber iniciado nuestra aventura, habíamos recorrido 230 kilómetros. Ya en la Plaza de España, delante del ayuntamiento, el alcalde de la ciudad contaba, orgulloso, a una reportera de la televisión local las características de esta singular y exigente marcha ciclista.
En definitiva, PRUEBA SUPERADA, pero no lo hubiera conseguido sin el apoyo y aliento de unos compañeros que estuvieron a mi lado en los momentos difíciles. Este es el ambiente predominante en nuestro deporte favorito.

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